«Sabíamos que la obesidad central es mala, pero lo novedoso de esta investigación es que la distribución de la grasa es muy importante, incluso en personas con un peso normal», explicó Francisco López Jiménez, autor principal del estudio y cardiólogo de la Clínica Mayo en Rochester (EE.UU.). «Este grupo tiene el mayor índice de mortalidad, superior incluso a aquellos que son considerados obesos según su índice de masa corporal (IMC)». En su opinión, desde una perspectiva de salud pública, «este es un hallazgo importante».
Peso, altura
Los investigadores dividieron a los participantes en función de su IMC (normal: 18.5-24.9 kg/m2; sobrepeso: 25.0-29.9 kg/m2 y obesidad:> 30 kg/m2), y de la relación cintura-cadera (normal: <0,85 en mujeres y <0,90 en los hombres; alto: ≥ 0,85 en mujeres y ≥ 0,90 en los hombres). Los análisis se ajustaron por edad, sexo, , consumo de tabaco, hipertensión, diabetes, dislipidemia y el IMC basal. Tras este proceso, se observó que la edad media de los sujetos fue de 44 años y el 47,4% eran varones.
Los resultados mostraron que aquellos sujetos con IMC normal pero con obesidad central, definida por una elevada relación cintura-cadera, tenían el mayor riesgo de muerte cardiovascular y el mayor riesgo de muerte por todas las causas entre todos los subgrupos analizados. El riesgo de muerte cardiovascular era 2,75 veces mayor y el riesgo de muerte por todas las causas era 2,08 veces mayor en las personas de peso normal en comparación con los sujetos con IMC normal y una relación cintura-cadera normal.
Grasa visceral
Según Karine Sahakyan, autora del trabajo, «éste es el primer estudio que ha valorado la tasa de mortalidad en la obesidad central, incluso en ausencia de obesidad, medida por el IMC». Explicó que el elevado riesgo de mortalidad puede estar relacionado con una mayor acumulación de grasa visceral en este grupo, que se relaciona con la «resistencia a la insulina y otros factores de riesgo», y una menor cantidad de grasa localizada en las caderas y las piernas, que es la grasa con «presuntos efectos protectores».
En este sentido, López-Jiménez señala que n investigación muestra que si una persona tiene un IMC normal, «esto no debe asegurarles que su riesgo de enfermedad cardiaca es baja. Cómo se distribuye la grasa en su cuerpo puede ser muy importante y, además, puede ayudar a identificar con facilidad a las personas con un mayor riesgo.